Único español en conseguir un balón de oro, al que hay que sumarle otros dos de plata y uno más de bronce. Llegaba con todo Leo por esa banda, con un balón arriba de Garay y la enésima aceleración ante el central del Dortmund, con el autopase de cabeza, el toquecito de zurdas hasta que Neuer la roza y Boateng despeja bajo palos. Mejor no le hablen de mala pata al Pipa, ni le recuerden ese gol cantado que pifió frente a Neuer tras regalito de la cabeza de Kroos. En la concentración de Cidade do Galo no hubo habitaciones con los números 13 y 17 por pura cábala, esa disciplina que busca explicación a lo paranormal, sea un mano a mano de Higuaín ante Neuer o a un globito en parábola de Palacio que se pierde por los sumideros de Maracaná. El chico argentino, cuyo precio de traspaso puede calcularse en casi ochociento millones de pesetas al margen de sueldos, primas y regalos, se incorporará a la disciplina azulgrana el 28 de julio».
Menos el fuera de juego con que un linier llamado Renato Faverani anuló un 1-0 que ya reventaba en millones de gargantas argentinas. Viene de lejos esto de la mala suerte en Argentina, aferrada al rosario de Maradona, rota en llanto por una final que este juego les seguirá debiendo por un tiempo. Le llamaron ‘mufa’ en la Fan Fest, que viene a ser lo mismo que gafe. Viene desde hace un mes, cuando los jefes de la expedición ordenaron quitar el 13 del mal fario y el 17, que trae la desgracia en su lotería. Así colocaron el 33 y el 77. Así, Augusto y Fede Fernández, propietarios del 13 y el 17, decidieron tomarse las bromas también con humor. De nada que fuera 13 de julio, 84º aniversario del primera partido del Mundial, un Francia-México en Montevideo. El problema es que la primera es bastante sosa, pero el pantalón verde me alegra la vista.
De nada servía esa cábala de que los últimos cinco campeones mundiales vistieron camiseta o pantalón azul. De nada servía que en los últimos 25 partidos de Leo, Argentina sólo hubiera concedido ocho empates. Quizá hubiera optado por poner algo más de rojo (¿una de las tres franjas, por ejemplo?), pero no desentona. Los argentinos, y el mundo del fútbol, celebran 34 años del gol histórico de Diego Armando Maradona con la camiseta de la Selección argentina en el triunfo por 2-1 sobre Inglaterra en el Mundial de 1886, más recordado como El Gol del Siglo. Messi y Claudio Tapia, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, posan fuera del estadio Único en Santiago del Estero sosteniendo una camiseta de la selección argentina con el número 10 en homenaje al fallecido Diego Armando Maradona. Con Riquelme, a Argentinos pueden llegar otros dos jugadores como Clemente Rodríguez y Diego Rivero, amigos de Román.
El último jugador que portó la camiseta con el número 10 de la selección argentina, tras Diego Maradona, fue el ex jugador del Valencia Ariel «Burrito» Ortega. Gino, si bien ha agradecido el gesto del comerciante, que también le ha obsequiado con una camiseta de la selección argentina de fútbol y lentes de alta definición, camiseta argentina retro sigue rogando que alguien devuelva las valiosas fotos de su fallecida madre. Argentina tiene el Mundial de 1986 como el icono de su fútbol. Argentina está ubicada en el puesto 37 del ranking FIFA -tercera potencia de la CONMEBOL- y a un paso de clasificarse para su tercer Mundial (Francia 2019) y sus segundos Juegos Olímpicos (Tokio 2020). Sin embargo, la realidad es que la selección femenina de fútbol es la gran olvidada para la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), situación que se viene denunciando públicamente desde hace tiempo pero que ha tenido su eco en la Copa América, donde las internacionales han aprovechado su momentáneo éxito deportivo para dar un toque de atención a sus dirigentes. Tras otro paso por Boca, su último club fue Argentinos Juniors, donde estuvo en el último semestre de 2014. Jugó 18 partidos, hizo cinco goles y dio tres asistencias, y consiguió el ascenso a la Primera División.